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Belleza de la piel: 10 errores que no debes cometer

25.05.20    Palabras de expertos
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Escrito por Nelly, Gerente de Boutique de IOMA Paris

La piel está protegida en la superficie por una película hidrolipídica natural y protectora, que regula su hidratación y lucha contra las agresiones microbianas. Para mantener una piel sana y conservar su belleza, hay que preservar esta barrera cutánea. Lavado, maquillaje, malos hábitos… descubre 10 errores que cometes sin saber que tu piel está sufriendo.

Hábitos que hay que desterrar…

Lavarse la cara con agua y jabón
El jabón quita las capas y deseca. Tiene un pH más alto que el de la piel y altera su acidez natural. Lavarse la piel con jabón a menudo destruye la barrera protectora natural de la piel y la hace más débil. El agua del grifo, que contiene cal, también daña y debilita la piel favoreciendo las rojeces y los granos.

Cambiar de tratamiento regularmente
¿Te gusta probar los nuevos productos de moda? ¿Te pasas fácilmente a la última crema milagrosa o al nuevo desmaquillante ultra eficaz y rápido? Debes saber que la piel necesita tiempo para acostumbrarse a los principios activos que contienen los tratamientos faciales y para obtener todos los beneficios. Cambiar de productos con demasiada frecuencia puede desestabilizar el equilibrio de la piel. Es preferible dedicar tiempo a elegir tratamientos realmente adaptados a las necesidades de tu piel y, por qué no, tratamientos a medida.

Acostarse sin desmaquillarse
Pereza, sobrecarga de trabajo… cuando te saltas la etapa de desmaquillado, te acuestas con una piel «asfixiada» por los cuerpos grasos y los contaminantes, que generan oxidación. La piel se deshidrata, se hace más sensible, el cutis se apaga y el envejecimiento de la piel se acelera. Una noche sin limpieza puede hacer que la piel envejezca 15 días, ¡una razón importante para motivarte a desmaquillarte!

Aplicar un tratamiento sin desmaquillarse
¡Aún peor! Si te aplicas una crema de noche sin haberte quitado el maquillaje, la acumulación de impurezas y de cuerpos grasos del maquillaje en la superficie de la piel forma una barrera que impide que penetren el producto y sus principios activos, lo que limita su eficacia y acentúa el efecto de asfixia.

Utilizar toallitas desmaquillantes
Aunque son prácticas, las toallitas desmaquillantes producen, por su composición, una acción exfoliante. Utilizadas a diario, agreden la piel y la debilitan. Es preferible utilizar un producto desmaquillante adaptado a tu tipo de piel: una leche suave, una espuma antibacteriana que se pueda aclarar o un gel desmaquillante que aporte frescor.

Lavarse la cara bajo la ducha
El agua caliente en la cara dilata los vasos sanguíneos y puede acentuar las rojeces, especialmente en el caso de las pieles sensibles. Si quieres aclarar la piel después de la limpieza o el desmaquillado, utiliza agua fría, que cierra los poros, estimula la circulación sanguínea y despierta la luminosidad del cutis.

…y otras malas costumbres.

Tocarse la cara
En la calle, en el metro, en el trabajo… ¡Nos tocamos la cara durante todo el día y a menudo sin darnos cuenta! Los gérmenes y bacterias presentes en nuestras manos pasan a la piel de la cara y favorecen la aparición de granos.

Reventar los granos
Stress, cambios hormonales… aparecen granos pequeños y feos, y en ocasiones tenemos la tentación de reventarlos con la esperanza de que desaparezcan más rápido… lo que resulta ineficaz, provoca inflamaciones y, a largo plazo, horribles cicatrices.

Exponerse al sol sin protección
Pasear por la ciudad, hacer deporte al aire libre, comer en una terraza… incluso sin ir a playa, exponemos nuestra piel al sol y a veces durante mucho tiempo sin pensar en protegerla. Los UV son el principal factor de envejecimiento prematuro de la piel y provocan manchas, flacidez cutánea o, lo que es más grave, casos de cáncer. Una protección solar con índice de 50 no impedirá que te broncees, pero protegerá tu piel de los efectos dañinos de los UV.

Maquillarse
El maquillaje y, especialmente, la base de maquillaje pueden asfixiar la piel. Elige texturas fluidas y compuestos sin silicona, evita ponerte varias capas y, siempre que puedas, deja que la piel respire durante un día sin maquillaje. Si utilizas brochas de maquillaje, no olvides lavarlas muy a menudo para conservar los pelos suaves (y, por tanto, menos agresivos) y garantizar una higiene perfecta.

Pequeños extras para una piel sana

¡Los tratamientos cosméticos no siempre son suficientes para tener una piel perfecta! La alimentación, el sueño, el deporte… juegan también un papel esencial para mantener la piel joven.
Los ácidos grasos saturados de la charcutería, de la bollería y de otros platos cocinados favorecen el acné. Opta por fruta, frutos secos, verdura y por el té verde, bueno para el cutis. El pescado, como el salmón o la caballa, son ricos en omega-3, un ácido graso que ayuda a fortalecer las membranas celulares y a luchar contra la inflamación.
Por último, el consumo de alcohol puede provocar un envejecimiento prematuro de la piel y agravar determinados problemas como las rojeces, el acné y la deshidratación, responsables de la formación de arrugas finas.

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